ENTREVISTA A CRISTÓBAL COLÓN (LA FAGEDA)


“…entramos a la sala, tenía forma rectangular, las mesas estaban colocadas alrededor de la sala dejando un estrecho pasillo entre ellas, rayos de sol se colaban por los cristales, esperábamos con expectación su llegada, la llegada de alguien que dio un giro radical a su vida para dedicarla a la sanación de personas que necesitaban encontrar un sentido a su existencia; entró a la sala, su mirada era decidida, firme, amable… estrechó nuestras manos, sus manos transmitían fuerza, ilusión, esperanza…”

                            

                  


Cristóbal Colón, psicólogo, fundador de "La Fageda", cooperativa catalana de iniciativa social sin ánimo de lucro, que tiene como finalidad la integración laboral  de las personas que padecen discapacidad intelectual o trastornos mentales severos en la comarca de La Garrotxa (Girona).



Cristóbal, ¿cómo surgió este proyecto social?

Del mundo de la psiquiatría en una época en los que había varios colectivos, personas con enfermedades mentales, disminuidas psíquicas,  pobres o marginadas por la sociedad; los manicomios eran entonces  un cajón de sastre… Nosotros quisimos montar un proyecto enfocado primero a enfermos mentales crónicos, pacientes internos del hospital psiquiátrico, y también a personas con discapacidad intelectual.  La nuestra es una comarca pequeña y entendíamos que en un solo proyecto podíamos acoger a estas dos tipologías de personas en contra de la opinión de mucha gente, fundamentalmente del mundo de la psiquiatría. Pero nosotros les decíamos que lo importante era el trabajo y no con quién trabajas; el trabajo era el hilo conductor de nuestro proyecto. Evidentemente treinta años de experiencia han demostrado que no hay ninguna incompatibilidad sobre todo desde la mirada que nosotros ponemos a la realidad.
A nosotros no nos gusta hablar de patologías ni de discapacidades, nos gusta hablar de capacidades, queremos mirar lo bueno y lo positivo que todos tenemos porque lo negativo no existe, solamente existe lo real y lo real son las capacidades, lo que la gente puede hacer. En realidad, todos tenemos algo negativo, nadie es perfecto. Nos centramos en lo que cada uno de nosotros es capaz de hacer y cuando miras eso, da igual que una persona tenga un diagnóstico de esquizofrenia o una disminución intelectual  porque ¿quién no tiene algo?...


¿Cómo decidís qué persona hace qué tarea?

No funcionamos bajo el concepto de la formación académica ni de los curriculums, pensamos que todo el mundo tiene capacidad para hacer algo, partimos de esta premisa, lo que no sabemos es para qué. A lo largo de los años hemos construido un proyecto en donde hemos intentando incorporar un abanico de puestos de trabajo y de actividades diversas,  desde llevar un tractor o una máquina de cortar césped. Tenemos un compromiso social con nuestro entorno, que consiste en que todas las personas de la comarca que tengan una discapacidad intelectual o una enfermedad mental crónica,  puedan trabajar aquí. No hacemos selección de personal, todo el mundo tiene aquí un puesto de trabajo.
Llegan aquí y cuando los conocemos,  les intentamos ubicar  en un puesto de trabajo en donde sobretodo tengan éxito, intentamos que no se frustren, por ello les  ponemos a hacer cosas muy sencillitas, porque los primeros temerosos de trabajar son ellos.
Algunas personas empiezan trabajando medio día a la semana, sobre todo las que han pasado por una crisis porqué tienen la autoestima por los suelos, una profunda inseguridad en sí mismas, por lo que a medida que van perdiendo el miedo van aumentando las horas de trabajo y al final acaban viniendo los cinco días de la semana ocho horas al día. Van explorando el mundo y van viendo que no son tan desastre como se pensaban y acaban siendo protagonistas de hacer los mejores yogures del mundo.

                                                        





¿Los psiquiatras de la comarca derivan a los enfermos a La Fageda?

Sí, nosotros en el fondo formamos parte de la red sanitaria, pero no somos sanitarios, no estamos ubicados orgánicamente en la consejería de sanidad. Somos una empresa privada independiente que no tenemos nada que ver con los psiquiatras pero sí hay un trabajo estrecho con la red psiquiátrica.
No le queremos dar al trabajador el estatus de paciente ya que  es un trabajador, será paciente cuando entra en la consulta del psiquiatra, pero aquí no. Nuestro equipo de psicólogos es el que valora si esa persona puede trabajar solo unas horas o tal vez la jornada completa.
Tratamos a la persona  con el objetivo de que ella misma acabe descubriendo que es alguien con muchas capacidades, las suyas, y acabe ocupando un puesto de trabajo. Se obran auténticos milagros porque algunas hubiesen estado toda su vida en una habitación y sin salir y aquí acaban siendo los fabricantes del mejor yogur del mundo. Eso es muy estimulante,  porqué si haces algo y te sale bien y vuelves a repetirlo y te vuelve a salir bien y además resulta que se venden muchos yogures y que todo el mundo dice que qué buenos son, pues se dan cuenta de que “no estoy tan loco como me decían si resulta que los hago bien”. Esa es la cuestión.


¿Dentro de la organización se da soporte al enfermo y a las familias con respecto a la enfermedad o discapacidad que padecen?

Claro, hay un seguimiento estricto de cada persona, porque nosotros en el fondo no somos una empresa, somos cuidadores de personas, pero hemos creado una estructura empresarial que es fundamental que funcione para poder cuidar a las personas.
No somos un proyecto empresarial, somos un proyecto social con una empresa dentro porque entendemos que es la mejor herramienta que podemos tener para cuidar a las personas. La empresa es un medio, el fin es que sean lo más felices posibles. A nosotros los yogures en el fondo no nos importan o nos importan mucho en la medida de que son importantes  para conseguir lo otro.
Trabajamos con las familias y con los psiquiatras para valorar lo que es más apropiado para esa persona pero con ellos  hablamos de otras cosas,  de que hay que trabajar, de que hay que hacerlo bien, etc. porque hay que “despatologizar”, es decir, hay que evitar que esa persona se identifique como un enfermo mental. Cuando se le pregunte: ¿tú quién eres? tiene que saber que es una de las piezas fundamentales en la fabricación del mejor yogur del mundo, que no se identifique con aquello de lo que padece, sino que se identifique con lo maravillo que es, porque todo el mundo sufre, todos tenemos nuestras patologías.
  

¿Podrían algunas de estas personas incorporarse a una empresa ordinaria?

Disponemos de un  servicio, el SIC (servicio de integración a la comunidad),  para aquellas personas que desean incorporarse a la empresa ordinaria. Los acompañamos a que puedan trabajar en ellas.  Cuando se incorporan a una plantilla saben que si allí fracasan pueden volver aquí. Nosotros les animamos a que exploren la posibilidad de tener un puesto de trabajo “normalizado” pero a veces no da resultado porque las normas son mucho más rígidas que aquí, y al final algunas prefieren volver pero también hay otras que continúan en la empresa ordinaria sin problemas.
Muchas empresas de la comarca nos admiran porque saben que hacemos el mejor yogur del mundo con personas muy especiales y opinan que quizás ellos también podrían incorporar a sus plantillas a estas personas ya que a La Fageda les ha dado tan buen resultado. 
Si estos empresarios creen que estas personas pueden ocupar puestos de trabajo en sus empresas, entonces nosotros les ponemos a su disposición el equipo que analizará el puesto de  trabajo que se debe cubrir, acompañarán a esa persona el tiempo que haga falta para que se adecúe al puesto de trabajo . Nuestra voluntad es que el empresario triunfe y que la persona que vaya allí como trabajador también , con lo que se hará todo lo posible para que eso funcione. Y si en el peor de los casos esa persona no funciona en ese puesto de trabajo, no tienen que despedirle, nosotros lo llevamos de vuelta a La Fageda y además le enviamos a otra persona en su lugar.


¿Utilizáis estrategias de marketing para promocionar vuestros productos?

Cuando empezamos a hacer yogures  nadie sabía que detrás había un proyecto social. Nunca hemos gastado nada en publicidad, sin embargo con el paso del tiempo hemos construido una marca potentísima con prestigio. Cada vez hay más gente que sabe que detrás hay este proyecto y ello  potencia todavía más el prestigio de la marca.
No  hemos salido en televisión diciendo “compre usted yogures de La Fageda y así hará una buena obra”. La gente ha probado el yogur, le ha encantado y solo sabe que está fabricado en La Garrotxa. Muchas personas  vienen aquí, a conocer este paraje y se quedan alucinadas viendo la belleza de este lugar, cruzan este bosque de cuento de hadas y en la visita  les explicamos quiénes somos. Y estas personas, cuando salen de aquí lo cuentan a otras y posiblemente no vuelven a comer un yogur diferente al nuestro.
                                              
                                                       



¿Qué consejos les darías a las personas que están interesadas en llevar a cabo un proyecto social parecido a este?

Todos pueden encontrar “su propio yogur”… es complicadísimo pero es posible, se puede lograr.
A mí personalmente, en este proyecto me iba la vida porque yo no quería volver al manicomio, no quería que ninguno volviera. Tenía una necesidad personal de salvarme. Siempre he tenido claro que mi vida tenía que tener un sentido y por lo tanto mi trabajo tenía que tener sentido,  con lo cual, lo que he hecho ha sido luchar a brazo partido por tener un puesto de trabajo que me diese satisfacción y además vocacionalmente quería hacer algo por los demás, dar sentido a mi vida ayudando a otras personas y no me quería quedar trabajando en el manicomio.
Fue entonces cuando vine aquí y empecé a trabajar y transmití a la gente que había a mi alrededor ese entusiasmo.
Cuando aquí montamos el negocio de los viveros, tuvimos que cambiar de estrategia muchas veces hasta encontrar la buena y cuando la encontramos no paramos de trabajar y de aprender y así llegamos a ser los primeros de toda España. 
Si no lo prueban nunca sabrán si les irá bien o mal. Y cuando lo prueben y no salga bien tienen que volver a probar sin hacer lo mismo. Ser listo significa saber que no sabes y significa preguntar y estudiar y hacer trabajo en equipo. Y cuando te equivocas hay que saber rectificar. La clave es insistir e insistir sabiendo que en ello te va la vida.




  
En La Fageda trabajan actualmente 112 profesionales, 114 trabajadores de CET (centro especial de trabajo) y 53 usuarios de diversos servicios del grupo. Se fabrican yogures de granja, diversos postres lácteos, mermeladas para maridaje y helados. La Fageda se encuentra en un entorno incomparable, rodeada de un frondoso bosque del mismo nombre. Las vacas escuchan música clásica a diario. El secreto de su éxito: Una labor llena de humanidad.




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